jueves, 12 de febrero de 2009




Y ahí lo tienes encerrado en casa,


temblando como un niño,


sellando las ventanas,


para no ver, ni escuchar,sentir, notar la vida estallando fuera.


Por miedo a sentir miedo


fue a la cama,


como una oruga se escondió


y envuelto entre las mantas


se durmió,


hizo humo el sueño


y se olvidó del mundo


por miedo a despertar.


Aún sigue dormido.


Pasaron los inviernos


y aún sigue escondido,


esperando que tu abrazo


le inocule la vacuna


y elimine el virus del miedo


y su locura.